Espiritualidad

Ciencia y espiritualidad

En su libro  «Mi visión del mundo» Albert Einstein escribe:

“El Misterio  es lo más hermoso que nos es dado sentir. Es la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse y maravillarse, está muerto. Sus ojos se han extinguido.

Esta experiencia de lo misterioso – aunque mezclado de temor – ha generado también la religión. Pero la verdadera religiosidad, es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la Belleza más resplandeciente, sólo asequibles en su forma más elemental para el intelecto.

En ese sentido, y sólo en éste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos(…)

(…) A mí me basta con el misterio de la eternidad de la Vida, con el presentimiento y la conciencia de la construcción prodigiosa de lo existente, con la honesta aspiración de comprender hasta la mínima parte de razón que podamos discernir en la obra de la Naturaleza.

Del sentido de la vida

¿Cuál es el sentido de nuestra vida, cuál es,  sobretodo, el sentido de la vida de todos los vivientes?

Tener respuesta a esta pregunta, se llama ser religioso.

Pregunta: ¿tiene sentido plantearse esta cuestión? Respondo: quien sienta su vida y la de los otros como cosa sin sentido, es un desdichado, pero algo más: apenas si merece vivir.”

El Einstein religioso, practicaba lo que él llamaba “religiosidad cósmica”. Una religiosidad relacionada con el asombro ante lo enigmático, dado que “el misterio” es lo más hermoso que nos es dado sentir.

“La religiosidad del investigador se apoya en el asombro ante la armonía de las leyes que rigen la Naturaleza, en la que se manifiesta una racionalidad tal, que en contraposición con ella toda estructura del pensamiento humano se convierte en insignificante destello. Este sentimiento es la razón principal de su vida y puede elevarlo por encima de la servidumbre a los deseos egoístas.

(…)

El verdadero valor de un hombre:

Se determina según una sola norma: en qué grado y con qué objetivo se ha liberado de su Yo”.

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