Sociedad

Meditación en las cárceles

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EXPERIENCIA PARA BAJAR EL NIVEL DE VIOLENCIA EN LOS PENALES
Presos que hacen técnicas de relajación

Se hizo en Rosario, Florencio Varela y La Plata. Ahora empiezan en Devoto.

2Martín Sassone
msassone@clarin.com

 

Un pasillo colmado de presos, sentados y relajados, aplicando técnicas de respiración que los ayudan a controlar sus emociones negativas y violentas, es una escena cada vez más frecuente en los pabellones de la cárcel de máxima seguridad de Florencio Varela. La técnica, que enseñan instructores de una ONG, ya se aplicó también en la Unidad 3 de Rosario y en la Cárcel de Mujeres de La Plata. Esta semana se desarrollará en el penal de Villa Devoto y la próxima serán los guardiacárceles de Florencio Varela quienes aprendan las herramientas necesarias para mejorar su calidad de vida.

Los cursos de la fundación “El Arte de Vivir” comenzaron hace un tiempo en Varela y desde entonces 300 presos ya los tomaron. Ayer fue el primer día que se hizo en Devoto y asistieron 80 reclusos. Estos programas no le cuestan un peso al Estado ya que los instructores son todos voluntarios.

“El programa consta de seis clases de tres horas en días consecutivos y ayuda a los presos a reducir el grado de violencia y la adicción a las drogas. Les enseña ciertas técnicas de vida que les permiten tomar responsabilidad por sus actos pasados y a manejar con éxito los futuros conflictos y las situaciones de estrés”, explicó a Clarín Juan Muracciole, uno de los coordinadores. “La piedra angular del programa son las dinámicas técnicas de respiración”, agregó.

Los presos que participaron del programa ahora “duermen mejor, manejan los conflictos y situaciones estresantes sin violencia y han experimentado una mejora de su autoestima y del control sobre sí mismos”, informaron fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).

La fundación “El Arte de Vivir” fue creada hace 26 años en la India y contempla trabajos solidarios en más de 150 países. La fundación está en la Argentina desde hace casi diez años.

“Es una experiencia nueva para todos nosotros. Tuvo un resultado muy favorable que se ve reflejado en una considerable baja de los niveles de violencia”, contó a Clarín Daniel Elizalde, director de la Unidad 24 de Florencio Varela.

Para Diego, preso en Florencia Varela, “las respiraciones lograron cosas impresionantes en mí. Antes del curso, y desde que perdí a mi mamá, necesitaba pastillas para poder dormir, pero cuando hice la primera respiración en mi celda pude dormir sin necesidad de pastillas. Y ahora ya las dejé“, aseguró. En el caso de Leonardo, también detenido allí, el programa “me ayudó mucho, ya que estoy pronto a salir y necesitaba tener esta paz y tranquilidad que conseguí con las clases”.

“Los buenos resultados de los cursos en Florencio Varela pueden abrir una puerta para que se hagan en más cárceles de la provincia, donde hay más de 24.000 presos”, confió una fuente del SPB.

 

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