DISCURSOS VACÍOS. POBREZA DEL PENSAMIENTO.
Esta sociedad está generando multitudes que al no saber expresarse, no pueden pensar ni defenderse porque no saben hablar, seres humanos explotables, moldeables, silenciados, para ser usados. Discursos vacíos.
El mundo nos quiere arrodillados. Discursos vacíos.
El adiestramiento de las conciencias para convertirnos en títeres del mercado y clientes fieles de la farándula se ejerce subrepticiamente degradando la palabra por el uso indiscriminado de aturdimientos programados.
Una cultura masificante entorpece el acceso a los estratos más profundos del lenguaje y de su conciencia, transmite prejuicios sin delatarlos, empobrece el vocabulario u olvida sus refrescantes orígenes.
Y es así como se pierde la expresión genuina, la palabra que surge del silencio, de lo más rico y profundo de la interioridad. Parecería que no registramos esta degradación que es también la degradación de la conciencia crítica, del pensamiento lúcido, de la imaginación simbólica.
Para un sistema consumista como el que nos tiraniza, es indispensable la reducción del vocabulario, el aplanamiento y aplastamiento colectivo del lenguaje, la exclusión de los matices-que muchas veces significa el olvido de los propios deseos- y sobre todo del sentido del goce y la lucidez que la lengua puede llegar a proporcionarnos.
Por eso, la empresa consumista es enemiga frontal de la auténtica expresión lingüística, que exige libertad, don de aventura y originalidad y desasimiento total de pautas exteriores para desplegarse en todo su esplendor.
Del libro “La palabra amenazada” de Ivonne Bordelois