Poesía

DAMA DE NOCHE

Dama de Noche

Sos como un símbolo. Así como las hojas secas, ruidosas que caen en otoño. Tu resplandor sorprende a quienes, solos, caminan en los parques, sin rumbo, en noches oscuras. O en aquellos momentos en los que la soledad baña los silencios.

Tu fragancia, que es la fragancia del rocío, Dama de Noche, me recuerda los años en los que te contemplaba, junto al mar azul, cristalino. Y aunque no llegue a donde estás, puedo sentirte cerca. Al recostarme sobre el pasto fresco, puedo sentir tus colores en mi piel.

Sos única, aunque tus hermanas sean infinitas. Pero vos sos mía, desde aquel día en que te confesé mis secretos. Y así mis penas en flor trascendieron esta Tierra.

Tu hogar tan lejano no impidió que cada atardecer fuéramos juntas al arroyo. Y que nuestras realidades no compartidas pudieran unirse más allá del tiempo y del espacio.

Dama de Noche, tu figura inspira al artista como alguna vez me inspiraste. Orientás al navegante, como una vez me guiaste. Mientras los lobos en la noche te cantan, y las olas que te quieren alcanzar inundan las costas, te busco allá lejos, y te encuentro. Solitaria.

Por todo esto que me das, y que sabés, me entristece cuando dicen al nombrarte que “sos de queso”.

Por Lic. Irene L. Yaya

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