BREVE HISTORIA DEL ALMA
El concepto de alma dio lugar a la reflexión filosófica a lo largo de los siglos. Breve historia del alma.
Breve historia del alma.
Se ha hablado del alma desde tiempos remotos, mucho antes que la filosofía empezara a interesarse en ella.
La filosofía se encontró con estos saberes que la precedieron y tomó posesión de ellos, y los transformó profundamente abriendo diferentes perspectivas y reflexiones sobre el concepto de alma.
Posiciones distintas, a veces opuestas, que se deben a un concepto, a una noción que en realidad posee múltiples sentidos.
No puede hablarse del alma como si esta fuera un objeto bien definido, simple y evidente.
La pluralidad de sentidos intrínsecos al concepto es la manifestación de una sorprendente riqueza, de la vitalidad de una noción que transformándose de continuo, ha regresado siempre luego de darla por desaparecida o inexistente, transfigurada una y otra vez por nuevas ideas o renovadas polémicas y capaz de adecuarse a cada una de ellas.
El resurgimiento de la reflexión sobre el alma representa, en este sentido, la continua renovación de un interrogante que, con formas diversas y de un modo siempre nuevo, vuelve a proponer cada vez un problema tan antiguo como el hombre mismo, a saber, cuál es el sentido de la vida, y de la existencia.
A lo largo de la historia ha habido diferentes posiciones que dieron lugar a doctrinas cuya pluralidad da cuenta de la importancia del objeto en cuestión.
No se trata de buscar una síntesis a favor de un concepto dogmático, lo cual sería imposible, sino de escuchar algunas voces que resonaron en otros tiempos y que ahora callan, al menos en apariencia, porque hoy todo parece testimoniar una exigencia que vuelve a sentirse.
Esta exigencia puede expresarse con simplicidad, una simplicidad que a lo largo de la historia asumió tantas caras. Su razón es la necesidad de un sentido, la pregunta que se hace el alma acerca de sí misma.
Pero sea lo que sea el alma, lo que sí es evidente es que sin ella la tierra se marchita y el cielo se desploma, borrando en su caída el azul espacio intermedio en el que late e imagina el corazón del hombre.
Las crisis de los cielos, de la tierra y del individuo no son sino las tres crisis del alma.
Por Lic. Susana Stacco