QUE TE MUERDA ALGÚN LIBRO. [Los libros no muerden]
El autor señala que estudios realizados en veintisiete países revelaron que a los niños que crecen con libros en la casa, les va mejor en la escuela y continúan en la educación varios años más; y esto es independiente del status social o económico, o el nivel de educación de los padres. Los libros no muerden.
Los libros no muerden.
Se comprobó que 500 libros en una casa en China se traducían en seis años más en la educación de un niño, en los Estados Unidos en un poco más de dos años.
El autor refiere que uno de cada diez niños nunca escribió una carta a mano, pero la mitad de los estudiantes está en Facebook o en otra red social y esto es algo que está sucediendo en el mundo entero.
La letra se vuelve ilegible y los errores de ortografía aumentan en tanto los niños dependen de los programas informáticos que verifican la ortografía. Los mensajes de texto los están volviendo más impulsivos al responder sin pensar.
No hay nada como la sensación palpable de un libro real, su peso en la mano, el perfume y la textura del papel, el gesto de dar vuelta la hoja. Es indudable que todos los escritores somos lectores compulsivos.
Dicen que Cervantes leía “hasta los pedacitos de papel rotos en la calles”. Dos de los escritores más grandes del siglo XX creían que leer era la forma ideal de descubrirnos a nosotros mismos.
Uno de ellos, Marcel Proust, sostenía que “todo lector se encuentra a sí mismo, entonces el trabajo del escritor se reduce simplemente a una suerte de instrumento óptico que permite al lector discernir aquello que sin ese libro, quizás nunca habría visto en sí mismo”.
Franz Kafka, por su parte, escribió que “un libro debe ser el hacha que rompe el mar helado dentro de nosotros”.
Revista Ñ 22-10-2011